Cobre

Cobre: el pastel que quieren repartirse inversores de medio mundo.

¿Qué es el cobre?

En la naturaleza, el cobre se presenta aislado o en minerales como la azurita, la calcopirita y la malaquita. Los minerales de cobre aparecen casi siempre acompañados de otros metales como el hierro, oro, plata.

Los depósitos más significativos se encuentran en Chile y en los Estados Unidos, donde se localizan el 20% de las reservas mundiales, de 500 millones de toneladas. Otros puntos importantes son Africa, Canadá y los países de la Comunidad de Estados Independientes CEI.

El cobre es uno de los metales que la humanidad utiliza desde hace más tiempo y continuó siendo el metal más importante hasta mucho después de que se comenzara a trabajar el hierro. Todavía hoy día, el cobre es junto al aluminio el metal no férrico más importante. Menos noble que el oro y la plata, el cobre es un excelente conductor del calor y la electricidad.

Pero ¿qué desarrollo?

Cada año se utilizan globalmente unos 19 millones de toneladas del metal rojo. Un buen negocio, pues en agosto de 2011, la tonelada de cobre cotizó en la bolsa de metales de Londres a más de 9100 US$ y se preveía que alcanzara los 10000 US$ en los meses subsiguientes. En Alemania son 1,7 millones de toneladas, de las que unas 712.000 toneladas se producen en el mismo país, poco más de la mitad recicladas. El depósito de Mansfeld es el más grande que se ha hallado, pero actualmente está parado. La última explotación de cobre de Alemania cerró en 1990. Hoy exploran dos nuevos depósitos, pero llevará algún tiempo ponerlos en marcha. Países emergentes como China e India también demandan cobre de manera persistente.

¿ Alcanzan las reservas mundiales de cobre para cubrir la gran demanda creciente?

Parece que sí. Los geólogos dicen que aún hay muchos yacimientos sin localizar y que con las tecnologías en desarrollo no será difícil su localización. El abastecimiento desde el punto de vista geológico está asegurado. Y al estar repartidas las reservas mundiales en muchos países, desde el punto de vista geopolítico los riesgos se consideran bajos.

Y ¿para qué se utiliza el cobre?

El cobre es un metal muy arraigado en la sociedad de consumo, con numerosas aplicaciones que van desde la generación de energía, ingeniería eléctrica y electrónica, hasta la automoción, las telecomunicaciones y el sector de la construcción.

Allá donde se produce y se necesita conducir la electricidad, habrá cobre. Generadores y transformadores contienen cobre, y los propios cables de electricidad están hechos del mismo metal. Renovable o no, allá donde se produce energía eléctrica se hace necesario su transporte, y para ello se necesita el cobre. También en los molinos de viento y los paneles solares contienen cobre. 

De hecho, la cantidad de cobre que utiliza una sociedad se considera un indicador de su grado de industrialización. Es el material del progreso y el desarrollo.

Las telecomunicaciones tampoco puede prescindir del metal. Una tonelada de teléfonos móviles, unos 10.000 aparatos, contiene unos 150 kg. de cobre según el Instituto Alemán del Cobre. Tampoco el coche eléctrico podrá prescindir de este metal. Se utiliza además en grandes cantidades en la construcción de tejados y fachadas. Tubos de conducción del agua potable, y para canalizar la calefacción.

Con todos estos usos la demanda de cobre está al alza.

¿Y cómo se canaliza la demanda de cobre de los productores a los consumidores?

La Estrategia de Materias Primas es el instrumento de la Unión Europea para la creación de políticas que faciliten el acceso libre a materias primas como el cobre en países donde se encuentra en la naturaleza. Establece que la política exterior de los países miembros no debe perder de vista la cuestión del acceso lo más directo posible a las materias primas en los países productores, haciendo uso de su política exterior, tratados comerciales y hasta su cooperación al desarrollo. Otros países como los Estados Unidos y Japón tienen lineamientos políticos similares.

Entonces ¿todos contentos?

No tan contentos se encuentran los pueblos que viven en las cercanías de los yacimientos minerles. Sus derechos y sus modos de vida están amenazados. Son ellos los que tendrán que pagar los costos de la destrucción minera, mientras que los consumidores disfrutarán de los objetos y servicios producidos con el metal. La industria del cobre corre junto las empresas mineras la carrera para acceder a las materias primas importantes. Con ayuda de los gobiernos de Norte y Sur. Y muchas veces no se paran ante ningún obstáculo. Es el caso actual de las comunidades de Intag, en la provincia Imbabura al norte del Ecuador. Por encima de la voluntad de la mayoría de los pobladores, que ya en dos ocasiones han expulsado a compañías mineras transnacionales del área, el gobierno ecuatoriano ha hecho de la minería a gran escala una política de estado que quiere llevar a caso a toda costa. Otras comunidades al sur del país se encuentran igualmente en resistencia a la minería a gran escala y el sentimiento generalizado de las comunidades es que no desean que el Ecuador se convierta en un país minero.

¿Es un caso aislado?

Para nada. Otros conflictos en zonas altamente biodiversas están en la mira de las mineras transnacionales. Existe cobre en toda Sudamérica: Perú, Ecuador, Colombia, Argentina todos estos gobiernos quieren convertir a sus países en mineros. Pero la población de regiones biodiversas y de alto riesgo ecológico que han sido concesionadas no están de acuerdo. Los costos sociales y ambientales son inmensos. Y lo peor es que los gobernantes no muestran capacidad de evaluación de los impactos irreversibles, ni sensibilidad para escuchar las voces decididas de sus pueblos. Ya que la defensa del agua, la vida y la naturaleza se ha vuelto tan fundamental, no es difícil de imaginar que el caso del Ecuador no es único y no es el último.

Entonces ¿Cuál sería la alternativa?

Podemos apuntar que hoy y en el futuro, el cobre secundario (recuperado) jugará un papel importante en el abastecimiento global de materias primas. Es posible recuperar el cobre con el 100 % de sus propiedades intactas y el reciclaje de viejos cables y líneas conductoras es en realidad la mina más importante del mundo.

La Unión Europea se ha convertido así en reciclador de cobre: 2,2 millones de toneladas sólo en 2009. Pero aún así, la recuperación y reciclaje de materias primas están todavía muy lejos de funcionar de manera óptima. Para la gran mayoría de los metales no se alcanza ni la cuota del 1% de reciclaje. Otra alternativa a la explotación del cobre es el ahorro en el uso del material, y su sustitución por otros materiales.

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