Salvar las selvas del Sudeste de Asia

El Sudeste de Asia está formado por decenas de miles de islas grandes y pequeñas. Un incomparable patio de recreo de la evolución, donde han surgido mundos animales y vegetales diferentes en cada región. El oeste de Indonesia se caracteriza por ser el hogar de tigres y rinocerontes. Y también por la menos conocida presencia de poderosos árboles frutales tropicales de la familia dipterocarpaceae, que a menudo se talan ilegalmente. El este del subcontinente, hasta Papúa Nueva Guinea e incluso Australia, es uno de los puntos calientes (hotspots) de biodiversidad, es decir, puntos extremadamente ricos en especies de nuestro planeta, donde los bosques son milenarios y muchas especies son aún desconocidas para la comunidad científica. Los únicos grandes simios de Asia, los orangutanes, viven en los bosques pantanosos de turba de Sumatra y Borneo.

Cientos de pueblos indígenas viven en los bosques conservándolos al mismo tiempo. Valoran la selva como a una madre que les da todo lo que necesitan para vivir. Pero las plantaciones de palma aceitera y de árboles para pasta de papel están destruyendo los hogares de personas y animales, y la minería también está avanzando y abriendo profundas heridas en estos bosques tropicales únicos. Las consecuencias son dramáticas, la naturaleza se desequilibra, la erosión arrastra los suelos, las inundaciones arrasan las poblaciones y las sequías destruyen cosechas enteras. La deforestación agrava la crisis climática que afecta ya a muchas personas.

Porque aún queda mucho por salvar, trabajamos con nuestras organizaciones aliadas para proteger las selvas tropicales. Ellas se interponen en el camino de las empresas, reivindian derechos forestales y de la naturaleza, plantan árboles y devuelven la esperanza a las personas.

Tu donación para el Sudeste Asiático, por ejemplo, apoya estos proyectos: