Biomasa y bioenergía

Central de biomasa al sur de Francia (Gardanne) Planta de biomasa en Gardanne, Francia (© Rémy Carrodano) Protesta contra la planta de biomasa de Drax en el Reino Unido Manifestación contra la central de biomasa de Drax en Reino Unido (© CC BY Sebastian Wood/Biofuelwatch) Camiones transportan troncos de madera para fabricar pellets Madera para fabricar pellets para producir energía (© Dogwood Alliance)

La bioenergía es energía que se genera a partir de biomasa. La humanidad ha utilizado durante miles de años la bioenergía de biomasa –principalmente la leña– como fuente de energía. Pensando en nuevas fuentes energéticas, se está implementando gran cantidad de nueva infraestructura para la quema de biomasa a gran escala.

¿Qué es la energía de biomasa?

 

La energía de la biomasa es la electricidad y/o el calor que se produce al quemar madera, paja u otros residuos o cultivos. La gran mayoría de la energía producida a partir de biomasa proviene de la quema de madera de bosques y plantaciones de árboles.

En Europa se quema cada vez más madera para producir energía ¿Por qué?

 

En toda la UE, la energía de biomasa se clasifica como "renovable" y "carbono neutral" o “carbono cero". Por eso, muchos gobiernos, incluido el español, conceden generosas subvenciones a las empresas que queman madera en centrales eléctricas y/o térmicas. La energía de biomasa les ayuda a cumplir los objetivos de la UE en materia de energías renovables y a reclamar una reducción de las emisiones de carbono, sobre el papel.

¿Es cierto que la energía de la biomasa es "carbono cero"?

No, de hecho puede ser tan malo para el clima como quemar carbón. Cuando se quema carbón, petróleo, gas o madera, la energía que obtenemos es resultado de la quema de carbono, liberando así dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. De hecho, la combustión de madera emite por unidad de energía aún más CO2 que la combustión de carbón. Quienes promocionan el uso de la biomasa defienden que ese CO2 se puede ignorar porque cuando crezcan nuevos árboles lo volverán a secuestrar. Pero ese razonamiento es engañoso ya que cuando se tala y quema un árbol, emite el carbono a la atmósfera en un instante,mientras que a otro árbol le llevará muchas décadas volver a secuestrarlo. Si queremos evitar un cambio climático catastrófico no podemos esperar tanto tiempo. Necesitamos reducir de inmediato la cantidad de CO2 emitida a la atmósfera, y que los bosques y otros ecosistemas naturales crezcan para absorber parte del carbono ya emitido por la tala y la conversión de tierras en el pasado.

800 científicos han advertido: "Aunque se permita que los bosques vuelvan a crecer, el uso de madera talada deliberadamente para quemar aumentará el carbono en la atmósfera y el calentamiento durante décadas o siglos -como lo han demostrado muchos estudios- incluso cuando la madera sustituya al carbón, el petróleo o el gas natural. Las razones son fundamentales y ocurren independientemente de si el manejo forestal es `sostenible'"1.

La energía de la biomasa alimenta la destrucción de los bosques en Europa y más allá

La demanda de madera para quemar en centrales eléctricas y centrales térmicas está siendo tan elevada que en muchos países se están talando mayores superficies de bosques, con mayor intensidad. La demanda va mucho más allá de lo que se pueda abastecer con residuos forestales o de aserraderos y restos de podas.

El Reino Unido, por ejemplo, quema más madera por año en una central eléctrica que toda la madera que produce el país anualmente, y así genera menos del 1% de la energía del país. Muchos de los pellets que se queman en las centrales eléctricas europeas proceden de bosques costeros de frondosas talados al sur de Estados Unidos, situados en el corazón de un punto crítico de biodiversidad mundial debido al gran número de especies de agua dulce y otras que no se encuentran en ningún otro lugar de la tierra.2Y en los Países Bálticos, grandes cantidades de troncos enteros se convierten en pellets y se exportan mientras los bosques se talan a un ritmo tan rápido que muchas especies raras y amenazadas (desde cigüeñas negras hasta ardillas voladoras, osos y lobos) en la región corren el grave riesgo de la pérdida de su hábitat3. Defensores de los bosques de Francia, Eslovaquia, Rumanía y otros países están seriamente preocupados por el aumento de la tala de bosques naturales para obtener energía de biomasa.

La energía de la biomasa fomenta la expansión de los monocultivos de árboles

La madera que se utiliza para la producción de energía procede tanto de ecosistemas forestales como de plantaciones industriales o monocultivos de árboles. En muchas regiones, los monocultivos de eucalipto, pino, abeto o acacia, desprovistos de vida silvestre, están reemplazando a los bosques biodiversos y otros ecosistemas. En España, empresas como Ence y Greenalia están apuntando al eucalipto y otros monocultivos para abastecer sus plantas de biomasa. Las plantaciones de árboles y especialmente el monocultivo de eucalipto en un planeta que se está calentando es una puerta abierta para incendios forestales cada vez más devastadores, como se ha comprobado en Portugal y Galicia en los últimos años. El eucalipto en particular absorbe grandes cantidades de agua subterránea, agravando así las sequías y la escasez de agua. A medida que aumenta la demanda de madera para plantaciones, ahora impulsada por la industria de la biomasa y de la pulpa y el papel, la expansión de las plantaciones y sus peligrosos impactos se aceleran.

La energía de biomasa es contaminante y perjudicial para la salud pública

Quemar leña es tan contaminante como quemar carbón. Emite menos cantidad de ciertos contaminantes (especialmente dióxido de azufre) pero más de otros, incluyendo partículas finas (PM10 y la más pequeña y peligrosa PM2.5). La Agencia Europea de Medio Ambiente estima que en la UE murieron 391.000 personas prematuramente al inhalar PM2,5 en 2015. Fue el contaminante que causó el número más elevado de muertes4. La madera quemada también emite NOx (perjudicial para la salud respiratoria y cardíaca), metales pesados, dioxinas y furanos (que han sido asociados a cáncer y defectos congénitos), así como gran cantidad de otros contaminantes.

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Notas:

1http://www.pfpi.net/wp-content/uploads/2018/04/UPDATE-800-signatures_Scientist-Letter-on-EU-Forest-Biomass.pdf

2https://www.dogwoodalliance.org/2019/06/caught-in-the-act/

3 https://www.biofuelwatch.org.uk/2019/estonia-pellets/

4https://www.eea.europa.eu/publications/air-quality-in-europe-2018

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