Más temas ecologistas ante la pandemia global a dos años de su inicio

Destrucción de las selvas tropicales en Borneo La destrucción de las selvas tropicales sigue (© SOB)

Han pasado dos años desde la irrupción de la pandemia de coronavirus, las condiciones de vida de muchas comunidades, incluidos muchos pueblos indígenas, han sufrido un grave deterioro de sus condiciones de vida por falta de acceso a servicios de salud y sanitarios.

Evitar los incendios forestales

La prevención de los incendios ha demostrado ser más urgente que nunca. A los estragos del cambio climático se suma la acción humana irresponsable, los intereses sobre la tierra para la expansión de la ganadería y agronegocios, y la omisión de los Estados a la hora de prevenir los incendios forestales.

Los pasados años tuvieron lugar incendios especialmente graves en muchos lugares del mundo. Unos fueron más sonados, como los de Indonesia, Bolivia, Portugal, Australia, Estados Unidos, y otros quedaron más ocultos a la opinión pública, como en Siberia, Argentina o Paraguay.

En las zonas tropicales, los incendios se relacionan con las quemas agrícolas que se llevan a cabo para para limpiar y ampliar áreas de cultivo. En Bolivia por ejemplo es una tradición amparada por una ley que las organizaciones ecologistas piden derogar. Pero a menudo, estos fuegos se descontrolan dando lugar a incendios más amplios que pueden alcanzar graves consecuencias.

Durante las cuarentenas y también ya este mismo año 2022 se ha observado un aumento del fuego con respecto al año pasado en varios países de Sudamérica. Preocupa mucho que este aumento pudiera deberse en parte a la falta de controles agravada por la situación causada por la pandemia.

Defender la vida, defender a las defensoras y defensores de la naturaleza

Los Estados tienen la obligación de defender los derechos humanos, que en general son impostergables, y también en los estados de emergencia que se han vivido debido a la pandemia global de Covid 19.

Perseguidos por su defensa de las tierras y los territorios, opuestos a megaproyectos, las defensoras y defensores de la naturaleza y de la vida ponen sus propios cuerpos en resistencia. A menudo, los Estados no proveen protección ni ningún tipo de garantías para que podamos ejercer esta actividad de defensa. Esto es muy grave y arriesgado para quienes se encuentran en primera línea de los conflictos. Entre 2013 y 2019, se describieron 4355 casos de violencia contra defensoras y defensores. De ellos, 1366 se dieron contra mujeres. Pero no somos números.

En países como Colombia, Brasil y Honduras, el confinamiento resultó una trampa para personas que estaban siendo buscadas y perseguidas. En regiones en las que el narcotráfico y la minería se disputan el control del territorio se reportaron asesinatos de varios defensores de derechos humanos. Los confinamientosnecesarios y obligados agravaron la situación, ya violenta de por sí.

Cambio climático: ¿Seremos neutrales en carbono para 2050?

En Salva la Selva, lo dudamos mucho. Y mucho más, si tenemos en cuenta que las políticas propuestas por las grandes potencias consisten en hablar de la neutralidad, la sostenibilidad y la responsabilidad, pero hacer todo lo contrario. De hecho, los movimientos ecologistas denunciando que a pesar de los discursos de buena voluntad para una transición energética, en realidad se siguen impulsando aún más energías fósiles como carbón y petróleo.

Y las puertas que se abren rumbo a la transición energética lo hacen más para satisfacer los intereses empresariales que pretenden utilizar la crisis climática como una nueva fuente de beneficios, como excusa para impulsar más extractivismo en beneficio de unos pocos, en lugar de para realmente cambiar algo y frenar el cambio climático y reducir realmente las emisiones de CO2.

¿Fondos para la recuperación de la pandemia?

Miles de millones están asignando los gobiernos a la llamada recuperación económica tras la pandemia, en forma de fondos de recuperación, estos dineros están fluyendo a mares hacia las mismas grandes multinacionales de siempre. Algunos gobiernos regionales están estudiando adaptación de sus legislaciones para facilitar la apertura de nuevos proyectos extractivos. Es una tendencia preocupante, y los confinamientos y los riesgos sanitarios han dificultado la acción ciudadana colectiva a todos los niveles.

No olvidar las causas que nos trajeron hasta la pandemia

En los últimos dos años, las búsquedas de tratamientos para curar la enfermedad causada por el coronavirus, y sobre todo de una vacuna para prevenirla acapararon recursos y logística por una parte. Por otro lado, las discusiones sobre los motivos que produjeron la pandemia y que nos trajeron a estar en la situación actual no han sido tan intensas ni tan efectiva la búsqueda de prevención de futuras catástrofes similares. Algunos de estos motivos, principalmente la destrucción de las selvas tropicales están nombrados al principio de este listado de temas.

Queremos señalar con estas reflexiones que si bien sí se han destinando medios al tratamiento e investigación de COVID, aunque con grandes diferencias regionales que son criticables, sigue habiendo además un déficit en trabajar consecuentemente en prevenir futuras zoonosis. El cuidado extremo de la ecología, la preservación de las selvas tropicales, la defensa de la naturaleza. No hay que olvidar que el origen de las enfermedades zoonóticas se encuentra en la transmisión de patógenos de los animales a los humanos, con la desaparición de cada vez más los entornos naturales, como los bosques y selvas.

Muy especialmente están capacitados para estas tareas de cuidado y protección de la naturaleza quienes dependen directamente de la ella, quienes tienen los mejores conocimientos sobre cómo hacerlo. Son principalmente los pueblos indígenas y también muchas comunidades campesinas. Pero a menudo no cuentan con los medios necesarios, o si cuentan con ellos les son arrebatados o incluso se les criminaliza por defender el agua, la naturaleza y sus medios de vida.

Por eso, otro punto de vista muy importante desde el que trabajar en estos aspectos es el de la defensa de los derechos humanos, exigiendo salud para todas las personas, justicia social y también justicia ambiental. Es cada día más importante, y urgente desde el momento en que las políticas públicas se orientan hacia el tratamiento de la salud como un negocio o cuando permiten a las empresas cometer actos delictivos como el apropiamiento para el extractivismo y el lucro privado de unos pocos, de territorios y tierras que las comunidades indígenas y tradicionales necesitan para su vida y su subsistencia.

¿Cambiar o seguir como hasta ahora?

La terrible amenaza que muchas personas han llegado a experimentar en su propia piel durante la pandemia de Covid ha amplificado por una parte la sensibilidad ciudadana con respecto al medio ambiente y la urgencia de su conservación. Ahora, muchas más personasestán más abiertas para entender la importancia de una naturaleza con sus ecosistemas intactos y trabajar para lograr ese objetivo.

Por momentos pareció que había insensibilidad con el manejo de la vida humana que nos hace preguntarnos: si ni siquiera para salvar vidas humanas están los gobiernos dispuestos a tomar todas las medidas requeridas en cada momento, realmente ¿están dispuestos a tomar mediadas para proteger más y mejor la naturaleza?

La respuesta que encontramos a esta pregunta es que el rol de la ciudadanía, de las organizaciones ecologistas y ambientales es, si cabe, aún más importante de lo que ya era. Tenemos que seguir más que nunca velando y trabajando para proteger las selvas tropicales, una de las claves para la prevención de futuras pandemias.

Dificultad de llevar a cabo encuentros presenciales

Los confinamientos, los cierres de fronteras, las restricciones a la movilidad, los propios riesgos sanitarios que conllevan las reuniones dificultaron durante largo tiempo que las organizaciones ecologistas y sociales puedan llevar a cabo sus agendas de acción y coordinación. Todo esto ha saltado al mundo digital y virtual, mostrando las ventajas de este tipo de intercambios en tanto en cuanto se evitan muchos viajes y desplazamientos innecesarios. Se ha potenciado el teletrabajo y el tele encuentro. Pero igual estamos deseando volver para abrazarnos. Juntas y juntos somos nos hacemos más fuertes.

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