Naturaleza con Derechos: derechos para la naturaleza

Selva amazónica © Stéphane Bidouze /Fotolia A orillas del Río Yanayacu, cerca de Iquitos, Perú © Jesse Kraft/123RF.com Indígenas defienden sus derechos territoriales en Brasil © CC BY 3.0 Epifitas en la selva ecuatoriana © Jenna Kulp

El movimiento en defensa de los Derechos de la Naturaleza surge de la urgencia de proteger la naturaleza frente a la destrucción impuesta por el modelo de “desarrollo” y de la necesidad de contar con instrumentos legales para hacerlo con seguridad.

Presentamos un movimiento emergente y un debate cada vez más importante en diferentes lugares del mundo. No sólo trae esperanzas, sino también herramientas legales para una defensa de la naturaleza más efectiva, más segura y a más largo plazo.

La iniciativa en defensa de los Derechos de la Naturaleza tiene relación con la idea indígena de la naturaleza como Madre Tierra. Se trata de un movimiento jurídico, pero también ecologista, social, e incluso ético y filosófico con un gran valor simbólico y teórico.

Un gran debate en torno a la pregunta de cuál es la posición del ser humano en y frente a la naturaleza, a la que propone las siguientes respuestas:

Consideremos a la naturaleza como sujeto en lugar de como objeto: superando la visión antropocéntrica del derecho

 

Las leyes ambientales convencionales sitúan jerárquicamente al ser humano por encima de la naturaleza y reconocen el derecho del ser humano a sus recursos. El medio ambiente, la naturaleza, se ve como una propiedad u objeto susceptible de explotación. Y en ese sentido, además de su protección, regulan su utilización, su instrumentalización. Por eso, muchas veces resultan débiles para proteger a la naturaleza.

Si logramos que la naturaleza deje de ser tratada como como un objeto de apropiación, considerándola sujeto de derecho, un ente legal con derechos propios, está adquiriendo algo que antes no tenía: una categoría integral, un estatus de aliado ecológico independiente de las necesidades o ambiciones del ser humano.

Los derechos de la naturaleza cambian el centro de atención dejando de estar sobre los seres humanos para colocarse en la propia naturaleza como un todo, o poniendo el foco sobre partes de la misma, entes naturales concretos como los ríos y los bosques. Se busca reconocer su inmenso valor e importancia desde una perspectiva legal para que adquieran entre otros, su propio derecho a la vida, y ya no se los puede tratar de cualquier modo.

Esta personería jurídica propia permite la defensa de la naturaleza en las cortes, delante de jueces, reivindicando sus propios derechos, luchando por su propia protección. La búsqueda última de este enfoque es defender la integridad y la salud de nuestro planeta. Es necesaria una forma diferente de ver las cosas, un cambio de paradigma.

Con los Derechos de la Naturaleza se apunta a una protección a largo plazo, y maneras más efectivas y seguras de protección.

El saber indígena es importante: cambiando la perspectiva del sistema legal occidental

 

En algunos países de África, la reflexión acerca del territorio tiene que ver con la custodia del territorio y los sitios sagrados; en Asia, la tradición indígena da una gran importancia a los ríos, por ejemplo en India. Muchos pueblos de Latinoamérica, como los andinos hablan del Buen Vivir o Sumak Kausay y consideran a la naturaleza en su conjunto como Madre Tierra Pacha Mama.

Estos conocimientos o maneras de pensar y vivir, da a los indígenas el protagonismo de este debate. Muchos de estos pueblos suelen pensar y regir sus relaciones entre sí y con la naturaleza desde tiempos inmemoriales mediante sistemas propios de gobernanza y derechos consuetudinarios. La conversación sobre los derechos de la naturaleza se acerca mucho a esta cosmovisión. El debate implica un respeto (que no muestra el sistema legal y judicial occidental) hacia estos saberes ancestrales que sirven al cuidado del medio, de los recursos y contemplan la importancia de la herencia que dejamos a las futuras generaciones.

Los derechos de la naturaleza, devuelven a los modos de vida, cultura y sistemas de gobernanza tradicionales de los pueblos indígenas la importancia que tienen para la protección del medio natural en el que viven. Una autoridad que los modos de “desarrollo” impuesto han ido diezmando.

¿Y cómo se puede hacer? Cuestionando las bases del sistema legal occidental, en tanto en cuanto protege a quienes destrozan la naturaleza y criminaliza encarcelando a quienes la defienden, haciendo gala de un profundo racismo ambiental.

Para combatirlo y para preservar lo que queda de la naturaleza -la urgencia es cada vez mayor- muchos pueblos indígenas y organizaciones que defienden la naturaleza están alzando la voz en nombre de la naturaleza. Se trata es de hacer justicia a nuestro planeta.

Conquistando los Derechos de la Naturaleza

 

Así, algunos países ya han comenzado a adoptar Derechos de la Naturaleza en diferentes formas:

En una ley específica, una ordenanza para la protección de un ecosistema particular, como un río, montaña, una playa, un valle, un bosque, un arrecife de coral, etc. Nueva Zelanda otorgó derechos al río Whanganui y estatus legal al área natural Te Urewera. En Australia y algunos estados en los EEUU también se han establecido algunos precedentes.

Dicha legislación puede desarrollarse a través de consulta popular, que quedará mejor validada cuanto más amplia sea. Los pueblos indígenas de Canadá los han introducido en su propia Constitución indígena.

En una ley nacional, como se pretende llevar a cabo en Uganda.

En una ley suprema, como es el caso de la Constitución de 2008, en Ecuador

En todos los casos, se busca establecer jurisprudencia con valor para seguir defendiendo la naturaleza.

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