Menos papel y más alimentos: no a la expansión de VERACEL en Brasil

Monocultivo de árboles Feo panorama: plantaciones de VERACEL al fondo (© World Rainforest Movement)
24.766 participantes

El consumo excesivo de papel en forma de productos tan dispares como descartables, higiénicos o catálogos comerciales es creciente en todo el mundo. De acuerdo a la gran demanda, la transnacional de la celulosa VERACEL planifica su expansión. Esta profundizará los impactos sobre las comunidades y el medio ambiente de la región del extremo sur de Bahía en Brasil. Apoya con tu firma campaña para frenar los planes de expansión de VERACEL.

Petición

“Menos papel y más alimentos: no a la expansión de VERACEL en Brasil”

Leer la carta

En muchos países del hemisferio Sur, el pueblo sufre mientras las grandes empresas de celulosa se llenan los bolsillos de dinero. Estos pueblos con toda seguridad no precisan más papel y por eso se oponen rotundamente a la expansión papelera y de su materia prima: los monocultivos de eucalipto.

VERACEL propiedad de Fibria y Stora Enso, ya cuenta con una inmensa fábrica de celulosa en la región Sur del Estado de Bahia en Brasil que alimenta con plantaciones provenientes de las 100.000 hectáreas de eucalipto. Familias indígenas Pataxó y familias de agricultores sin tierras reivindican su acceso a la tierra, mientras los monocultivos de VERACEL ocupan más y más áreas llanas cultivables que amenazan la soberanía y seguridad alimentaria de la región en medio de diversas irregularidades administrativas y procesos judiciales en contra de la multinacional.

Ahora pretende ampliar la capacidad de su fábrica de celulosa y pasar a producir 2.500.000 de toneladas de celulosa/año. Para aumentar a esta capacidad necesitará al menos duplicar el área plantada de monocultivos. Además, hacen uso de agrotóxicos como glifosato y sulfuramida, peligrosos en forma comprobada para la salud humana y medio ambiente en general. Todo esto amenaza la supervivencia de las comunidades locales y de la biodiversidad en la región del Extremo Sur de Bahia, afectando además a la disponibilidad de agua de la que los monocultivos de eucalipto requieren gran cantidad en detrimento de otros usos.

La organización CEPEDES en Brasil ayuda desde hace muchos años a articular la resistencia al avance de la plantaciones de eucalipto y la fábrica de celulosa de la empresa Veracel Celulose.

¿Qué puedes hacer tú?

Reduce desde hoy el consumo de productos de celulosa y papel al estrictamente necesario.

Más info:

Montañas de papel, montañas de injusticia, vídeo del Movimiento Mundial por los Bosques sobre el consumo de papel

Carta

Al Gobernador de Bahia – Jaques Wagner
 
Con copia a:
Procuraduría General del Estado
Ministerio Público Federal
Ministerio Público del Estado
Comisión de Derechos Humanos de la Cámara Federal
Presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES)
Consejo de Administración del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES)
Central Única de los Trabajadores - CUT

 
Estimado Sr. Gobernador:
 
A través de esta carta, nosotros, personas, entidades y organizaciones internacionales, queremos reforzar el pedido realizado por organizaciones y movimientos sociales de la región del Extremo Sur de Bahia y del Brasil, para que Ud. anule el proceso de licenciamiento de la ampliación de la fábrica de celulosa y plantaciones industriales del monocultivo de eucalipto de Veracel Celulose S/A, localizada en el Extremo Sur y Sur del Estado de Bahia.
 
Los problemas causados por Veracel en la región del Extremo Sur son bastante conocidos por nosotros, que acompañamos luchas contra el monocultivo en gran escala en diversos países del mundo, donde ocurren casi siempre los mismos impactos negativos. Nuestros gobiernos acostumbran a invertir grandes cantidades de recursos públicos en este tipo de proyecto, además de ofrecer todo tipo de otros incentivos, impidiendo así otras posibilidades y perspectivas económicas para nuestras regiones, que pueden generar más empleos y renta para la población y conservar mejor el medio ambiente.
 
En el caso de Veracel y su proyecto de ampliación, destacamos las siguientes cuestiones que justifican la cancelación del actual procedimiento de licenciamiento de la ampliación:
 
- El Ministerio Público de Bahia constató irregularidades e ilegalidades en la elaboración y en el contenido del Informe de Impacto Ambiental del proyecto de expansión de Veracel Celulose. Por ello, el Ministerio Público de Bahia emitió el día 20/07/2011 una resolución (04/2011) instaurando un procedimiento de investigación penal contra Veracel, CEPEMAR –empresa contratada por la empresa para realizar la Evaluación de Impacto Ambiental/Informe de Impacto Ambiental- y contra el propio gobierno del Estado de Bahia. En base a ello, el día 9 de agosto, la Justicia Federal de Bahia decidió suspender el proceso de licenciamiento.
 
- Además de ello, Veracel ya responde a diversas indagaciones y procesos en la Justicia y fue procesada varias veces por los órganos competentes.
 
- Veracel ha ocupado las áreas llanas, cultivables, para plantar eucalipto, amenazando la soberanía y seguridad alimentaria de la región.
 
- La ocupación de las áreas llanas de la región por Veracel se hace en el sistema de monocultivo en gran escala, que exige la aplicación sistemática de agrotóxicos como glifosato y sulfuramida, peligrosos en forma comprobada para la salud humana y medio ambiente en general. Este sistema amenaza la supervivencia de las comunidades locales y de la biodiversidad en la región del Extremo Sur de Bahia, incluso mediante la reducción significativa de la disponibilidad de agua en los lugares donde se promueve el monocultivo de eucalipto en gran escala.
 
- Se trata de una empresa que ocupa tierras fiscales y tierras indígenas. Es impensable que Veracel pueda recibir una licencia para ocupar 100 mil hectáreas más, mientras el pueblo indígena Pataxó no consiga ante los órganos competentes la demarcación integral de sus tierras, garantizada constitucionalmente. Es igualmente impensable que una empresa que tiene más de 10 ocupaciones de movimientos de agricultores sin tierra en sus actuales áreas pueda querer más tierras sin que esas familias sin tierra estén asentadas. Todavía más porque asentar familias es hacer cumplir la función social de la tierra y no la ocupación con monocultivo de eucalipto para atender un consumo excesivo de papeles descartables en el mundo.
 
- Veracel responde a aproximadamente 1000 acciones y procesos laborales en la Justicia Laboral de la región, de acuerdo con relevamientos de entidades y del Ministerio Público realizados en los últimos años. Además de ello, se trata de una actividad que por la cantidad de tierras que ocupa, genera relativamente pocos empleos. Aun más si consideramos que, en el caso del Brasil, la actividad consume una cantidad enorme de recursos públicos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, el BNDES. La construcción de la última fábrica insumió R$ 1.430.000.000 (aproximadamente USD 900 millones) del BNDES para generar solamente 741 empleos directos. Con el mismo recurso, daría para asentar decenas de millares de familias, garantizando tierra y renta para las mismas.
 
- Un informe firmado por el propio gobierno de Bahia de 2008, llamado “Silvicultura de Eucalipto no Sul e Extremo Sul da Bahia: Situação atual e perspectivas ambientais” (Silvicultura de Eucalipto en el Sur y Extremo Sur de Bahia: Situación actual y perspectivas ambientales) cita la existencia de los diversos conflictos y destaca una grave falta de gobernabilidad en lo relativo al proyecto de eucalipto en la región.
 
En decenas de países, principalmente en el hemisferio Sur, el pueblo sufre de la ganancia de las grandes empresas de eucalipto y celulosa, siempre en busca de los lugares más baratos para maximizar sus ganancias. Creemos que el pueblo de las regiones donde se profundiza y expande esta producción no precisa de más papel. Por lo contrario, precisa de apoyo para otras actividades económicas que generan perspectivas reales para todos y todas y preservan el ambiente en un mundo con graves problemas ambientales como el calentamiento global.
 
Finalmente, pedimos, además de la cancelación del licenciamiento de la ampliación de Veracel, que el gobierno del Estado de Bahia comience a remediar, urgentemente, el extenso pasivo con los trabajadores rurales, urbanos e indígenas, y con la población en general y con el medio ambiente de la región, como se relata en esta carta.
 
Atentamente,

Información breve sobre el tema Indígena

Por Ollantay Itzamná

En países como Honduras, Guatemala u otros que se encuentran anclados en la zaga de la historia, a las y los indígenas se los denomina todavía como etnias o tribus. Esto, cuando las instituciones y la sociedad mestiza se encuentran de buen humor. Cuando no, pues, de vagos, sucios, ignorantes no los bajan. Aunque se visten, comen y estudian gracias al arduo trabajo invisibilizado de las y los vagos. O cosechan dólares y euros de la cooperación internacional o del turismo vendiendo los aún insondables conocimientos y aportes culturales de los ignorantes.

Los conceptos de etnia, tribu, clan, etc., acuñados por la socioantropología dominante occidental con la finalidad de afianzar la superioridad del blanco y el supuesto atraso de los indios, son altamente racistas porque asumen a las y los indígenas como piezas de museo o costales de huesos de antaño. El Convenio 169° de la Organización Internacional del Trabajo (1987) contiene aún este enfoque.

Producto de la resistencia indígena ante la colonización, las repúblicas y la neocolonización, las Naciones Unidas, en la década de los 90 del pasado siglo, consensuó el concepto de pueblo (comunidades con historias vivas) para referirse a las y los indígenas (originarios) en el mundo. Y la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007) contiene esta orientación ideológica, y afianza el derecho a la autodeterminación de indígenas como pueblos. Éste es el sentido genuino de la celebración del Día Internacional de Pueblos Indígenas. 

Para ser pueblo indígena no es suficiente con compartir historia, idioma, espiritualidad, cultura y consanguinidad común. Ante todo, es necesario cohabitar en territorios ocupados por los ancestros desde antes de la colonia. Es decir, la condición básica para ser pueblo indígena es su sentido de pertenencia histórica a la tierra y territorio (modo de interactuar con la comunidad cósmica). Se es pueblo indígena, no sólo porque se comparte una tradición, sino porque se cohabita e interactúa en y con un territorio ancestral. De este sentido de pertenencia ancestral a la Tierra nacen las identidades indígenas. Por tanto, no cualquier comunidad cultural u organización campesina puede ser asumida como pueblo indígena.

La autoafirmación de indígenas como pueblo trastoca todos los enfoques históricos que abordaron de forma inconclusa la problemática del indio. En la colonia, desde un enfoque de la antropología creacionista, se debatió la condición humana del indígena. Teóricamente se asumió que las y los indígenas somos humanos (conde derecho al Bautismo), pero el sistema colonial cristiano nos aniquiló como a no humanos. En la etapa republicana, desde un enfoque económico, se debatió que el régimen de la distribución y propiedad de la tierra era el meollo del problema del indio, pero los republicanos (liberales y conservadores) afianzaron el régimen del gamonalismo y la servidumbre indígena como combustible para mover los engranajes del sistema republicano. El mayor esfuerzo que hizo la República para con el indio (al no poder aniquilarlo) fue asimilarlo mediante los procesos de mestizaje, pero incluso en esto se aplazó.

Y así llegamos al siglo XXI, y la acelerada emergencia de diferentes sujetos colectivos indígenas que diluyen los moldes teóricos occidentales de comprensión y explicación de la realidad indígena. La cuestión indígena, hoy asumida ya no como un factor étnico, sino como una categoría sociopolítica, sacude incluso el sustento teórico del Estado nación y su democracia representativa. Los actuales procesos impulsados por los pueblos indígenas en Los Andes es una evidencia de ello.

El problema del indio no es sólo problema de tenencia de tierra, de educación o de asistencia humanitaria. El problema indígena es, ante todo, el racismo institucionalizado (edulcorado de paternalismo romántico) que trata a las y los indígenas como no sujetos o “ciudadanos” menores de edad en un Estado nación monocultural (ladinocéntrico) Además, nuestro problema está en que las y los indígenas hemos asumido la condición de indio (sumiso, conformista, miedoso, etc.), que el sistema nos ha configurado en el alma, como una realidad natural, y como el único modo de sobrevivencia. Si no levantamos la cabeza, no podremos ni ver, ni soñar con promisorios horizontes que nos depara nuestra emancipación pendiente.

Para romper este lesivo modo de vida, las y los indígenas debemos asumir nuestro derecho a la autodeterminación ya no como una opción, sino como una obligación existencial. No estamos condenados a sobrevivir eternamente como clandestinos sobre nuestra Madre Tierra. No estamos condenados a servir de combustible al Estado nación que jamás existió para nosotros. No fuimos hechos necesariamente para ser cristianos despojados. Nuestro Sur no es el ser mestizos. Devolvamos las tarjetas de identidad a los estados excluyentes y las biblias a las iglesias, y exijamos a que nos devuelvan nuestras tierras y territorios para concertar estados plurinacionales y sociedades interculturales.

Fuente Alainet

Suscríbete ahora al boletín de Salva la Selva

Recibirás alertas de acción y actualizaciones - ¡con tu ayuda seguimos salvando la selva!