Más de 100.000 personas en defensa de los elefantes

Elefante bebé recibe leche Actualmente, el elefantito se encuentra en un Refugio de Vida Silvestre

22 mar 2013

La foto de un pequeño elefante que parecía intentar despertar con la trompita a su madre muerta causó gran conmoción e indignación y atrajo a principios de este año la atención de miles de personas de todo el mundo que se unieron a la protesta de Salva la Selva.

Unas 104.400 personas de todo el mundo participaron en la ciberprotesta de Salva la Selva “Los últimos elefantes pigmeos de Malasia”. Más que en ninguna protesta anterior.
 
En el país del sudeste de Asia en el que se originó esta protesta ya se dejan notar los primeros efectos. El periódico malasio Daily Express (en inglés) cita al Ministro de Bosques de Sabah que explica cómo “las imágenes han atraído tanta atención internacional que incluso el Primer Ministro del país y el Primer Ministro de Sabah están recibiendo peticiones de una web con más de 100.000 adhesiones” y añade que “de repente, Sabah está en titulares de todo el mundo por motivos negativos. Y en reconocidas revistas internacionales ya se está pidiendo un boicot para el aceite de palma de Sabah. Debemos trabajar más duro para mejorar nuestra imagen, que ha quedado dañada”.

Apoyo internacional fortalece a defensores de la naturaleza a nivel local

Malasia produce junto a Indonesia el 90 por ciento del aceite de palma que se comercia mundialmente. Las organizaciones ambientales locales denuncian la acción destructiva de las empresas palmicultoras, y la atención internacional ayuda a fortalecer sus denuncias. Así se logra que estas empresas no pasen desapercibidas y no puedan permitirse ignorar las exigencias de los grupos ambientales y defensores de los animales. El 28 de febrero, el Primer Ministro de Sabah, Musa Aman, se reunió con seis grupos ambientales locales. Sobre los resultados del encuentro informó el Borneo Post bajo el título 'El gobierno opta por colaborar con las organizaciones ambientales' (en inglés).

Las exigencia más importante de estos colectivos ambientales se centra en poner bajo protección más áreas de bosque en las concesiones otorgadas a la empresa estatal maderera y palmicultora Yayasan Sabah. El Primer Ministro se expresó al respecto de una manera positiva y declaró que trabajará en ello. Queda esperar y comprobar si se trata de intenciones reales, o de una mera promesa electoral. A más tardar en junio habrá elecciones en Sabah, y la situación política interna es en estos momentos muy tensa, teniendo en principio la oposición posibilidades de ganar.

No se deben talar más selvas

Hasta la fecha cerca de dos tercios de las concesiones de la empresa estatal Yayasan Sabah, en total casi 600.000 hectáreas, han sido divididas en diferentes estatus de protección. Ahora se debe evitar la tala total de las selvas que quedan y su transformación en plantaciones de palma. De las otras 400.000 hectáreas una mitad está casi cubierta de monocultivos, sobre todo de palma y acacia, y la otra mitad seguirá el mismo destino.

Durante 30 años, esta empresa estatal -dirigida por el propio Primer Ministro de Sabah Musa Aman- taló bosques de una concesión de un millón de hectáreas. Casi todos los árboles de la selva fueron cortados y la madera tropical vendida en todo el mundo. No se trata precisamente de comercialización sostenible del bosque tropical como la llaman, sino simplemente deforestación pura y dura. El dinero de este negocio fue enviado entre otros al banco suizo UBS, como denunció Salva la Selva en una protesta el pasado año.

Plantaciones industriales se expanden a costas de los bosques

Al haber talado mucha selva de la que inicialmente se extraía la madera tropical, el grupo Yayasan Sabah ha destruido su propio negocio. Por eso comenzó a implementar monocultivos industriales de palma aceitera y acacias en lo que antes eran selvas. Las filiales del grupo ya han plantado unas 135.000 hectáreas de monocultivos de palma aceitera. En los próximos tres años le seguirán otras 100.000 hectáreas según las intenciones del gobernador Aman. Y se siguen talando más selvas. Los elefantes pigmeos de Borneo y muchos miles de otras especies animales y vegetales pierden no sólo su hábitat, sino que son eliminados de manera intencionada.

Las empresas de palma aceitera eliminan los animales salvajes

Los 14 elefantes pigmeos de Borneo por los que se protesta actualmente fueron encontrados muertos muy cerca de nuevas áreas taladas y de plantaciones de palma ya establecidas. “Los elefantes habían comido veneno para ratas. Así quieren evitar los trabajadores de las plantaciones que los animales se coman los frutos de la palma”, opina el director de la oficina local de protección de la naturaleza, Laurentius Ambu.

Es un problema constante. Se encuentran elefantes envenenados en la selva durante todo el año, pero esto no llama tanto la atención como lo que ha sucedido a una manada completa, informa el Daily Express bajo el titular 'El envenenamiento de los elefantes no es nada nuevo' (en inglés)

Las críticas no están bien vistas en Malasia

Los ambientalistas denuncian que en Malasia existe una lista negra de activistas críticos. Extranjeros que critican abiertamente la industria de la palma y la tala masiva de las selvas tropicales pueden ir preparando las maletas, ya que con seguridad serán expulsados inmediatamente del país. Esto precisamente le sucedió recientemente a un senador australiano.

Salva la Selva exige al gobierno malasio que tome las críticas en serio, en lugar de ocultarlas y reprimirlas. Lo que daña la imagen de Malasia no son las palabras claras de ciudadanos y defensores de la naturaleza, sino la política de tala de las selvas y la actitud de las empresas madereras y agroindustrias. En contra de estas debe actuar el gobierno y no en contra de ciudadanos preocupados.

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