Perú: minera tortura a periodista y campesinos

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Se teme por la vida del periodista Julio Vazquez Calle, quien relató públicamente junto a campesinos piuranos las torturas a las que fueron sometidos en 2005. Ahora es amenazado de muerte mediante llamadas anónimas. El periodista hizo una denuncia y publicó las reveladoras fotos de las torturas perpetradas por miembros de la Policía Nacional, así como de la empresa de seguridad FORZA, contratada por la empresa minera Majaz para su “seguridad” (

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La concesión del proyecto minero Río Blanco para la extracción de cobre es de 6400 hectáreas en una zona sensible desde el punto de vista ecológico. Aquí se encuentran los últimos bosques nublados de Perú, nacen varios ríos y habita una gran biodiversidad. Es también una zona eminentemente agrícola. Defensores del medio ambiente dentro y fuera del Perú están alarmados por este destructivo proyecto minero. Las torturas de las que Vazquez Calle, ex corresponsal de radio Cutivalú, fue víctima junto a un grupo de treinta campesinos, sucedieron en el año 2005, en las instalaciones de la empresa minera Majaz (actualmente el nombre de la empresa es Rio Blanco) en Piura, en la frontera norte de Perú. El periodista habló de estas torturas el 13 de enero de 2009 en declaraciones al programa "Diálogo Directo" de la Coordinadora Nacional de Radio (CNR). Los hechos sucedieron a fines de julio de 2005 como sigue: los campesinos marcharon hasta las instalaciones de la minera para encontrarse con una comisión multisectorial de alto nivel convocada por el Ministerio de Energía y Minas. En lugar de eso, encontraron un fuerte contingente policial que los reprimió con brutalidad, lanzando bombas lacrimógenas y realizando disparos desde helicópteros. Durante la mencionada marcha, uno de los campesinos murió en circunstancias que aun no han sido debidamente investigadas. 29 personas, incluyendo dos mujeres y el periodista, fueron capturadas y conducidas al interior del campamento minero donde permanecieron secuestrados durante tres días. Allí fueron golpeados salvajemente torturados psicológica y físicamente. Durante esos días se les mantuvo encapuchados y con los ojos vendados, rociados con polvo lacrimógeno, y desprovistos de ropa de abrigo pese a las bajas temperaturas. La empresa no cuenta con licencia social para llevar a cabo su proyecto, lo que significa que la mayoría de la población está en contra de la minería en el área. Estos testimonios son corroborados por las fotos que recientemente salieron a la luz. "Los policías tenían la orden de torturarnos, de parte de los encargados del campamento minero [...] a todos se nos despojó de nuestras prendas. Las mujeres fueron sometidas a tocamientos indebidos, evidencia el trato y la acción de la policía del destacamento de DINOES que actuó crudamente con los campesinos. Nos golpearon con vara [...] estábamos encapuchados, amarrados, vendados. Dentro de estas capuchas estaba impregnado con polvo lacrimógeno, el cual hace difícil respirar y quemabala piel”, refirió. Esto es lo que se conoce como fuerzas paramilitares: matones que se presentan como “seguridad”, pero que son contratados por las empresas para intimidar, amenazar y mantener callada a la población toda vez que se alzan voces en contra de los proyectos empresariales. El ambiente de amenaza para imponer un proyecto empresarial es el pan de cada día en la zona. Vásquez declaró que “personal de seguridad de la compañía también participó activamente en las torturas, pudiendo escuchar que lo que les estaba sucediendo era 'por orden de (Andrew) Bristow', entonces gerente de Operaciones de la minera”. Autoridades y dirigentes locales de Piura, defensores de derechos humanos y medioambientales que apoyan en la defensa de las comunidades de Ayabaca y Huancabamba han sido también víctimas de amenazas, seguimiento, interceptación de sus comunicaciones y denuncias infundadas. Como ya reclaman las organizaciones de Derechos Humanos nacionales e internacionales las autoridades deben dar atención al caso y la debida protección a las víctimas. La Fiscalía de la Nación, debe realizar una investigación exhaustiva y la Defensoría del Pueblo debe interceder ante los organismos competentes con el fin de proteger y velar por su integridad personal. Más información: Una denuncia que considera los cargos de secuestro agravado, torturas, y delitos contra el pudor ha sido presentada. Puede leerse . Si desea apoyar con su firma, usted puede escribir su propia carta a las siguientes autoridades, o completar el formulario que encontrará más abajo que se envía automáticamente a todas las direcciones. Ministro del Interior del Perú Ministra del Interior, Sra. Mercedes Cabanillas Plaza 30 de agosto s/n Urb. Corpac San Isidro Lima, Perú Tel: 426 - 4620 / 428-0969 / 427-6500 / 625 - 5555 Fax: + 51 1 225 7234 ministro@mininter.gob.pe viceministro@mininter.gob.pe secgen@mininter.gob.pe sp-cndh@mininter.gob.pe (Comisión de Derechos Humanos) Fiscalía de la Nación del Perú Fiscal de la Nación, Dra. Gladys Echaíz Ramos Ministerio Público Av. Abancay Cuadra 5 s/n Lima 1, Perú Fax: + 51 1 426 2800 gechaiz@mpfn.gob.pe prensa@mpfn.gob.pe Defensora del Pueblo Dra. Beatriz Merino Jr. Ucayali N° 388 Lima Tel.: 311-0300 centrodeatencionvirtual@defensoria.gob.pe

Carta

Estimada Sra. Ministra del Interior, Sra. Mercedes Cabanillas
Estimada Sra. Fiscal, Dra. Gladys Echaíz Ramos
Estimada Sra. Defensora del Pueblo, Dra. Beatriz Merino

Quisiera expresarle mi preocupación por la seguridad del periodista piurano Julio César Vásquez Calle, que fue amenazado de muerte por teléfono el pasado 5 de febrero. Julio ha presentado en la fiscalía de la región de Piura una denuncia contra unos agentes de policía y unos guardias de seguridad de la empresa Minera Majaz que, según afirma, lo torturaron mientras informaba sobre una protesta en marzo de 2005. Julio no es el único; otras 28 personas de comunidades campesinas de la zona han reportado a Amnistía Internacional denuncias similares.

Consideramos que Julio Vazquez corre grave peligro. Por ello, le instamos a que desde el Ministerio del Interior, la Fiscalía General de la Nación y la Defensoría del Pueblo se haga cuanto sea posible para garantizar su seguridad y su integridad personal, así como la de las demás personas que han denunciado casos similares. Pedimos también que se ordene una investigación independiente e imparcial sobre las denuncias contra la policía y los guardias de seguridad, y que lleven a los responsables ante la justicia. Es también deseable que se creen la condiciones para que no se repitan este tipo de hechos.

Las comunidades locales afectadas por proyectos mineros tienen derecho a recibir información y a participar en procesos de consulta abiertos, transparentes e imparciales antes de que tenga lugar ningún tipo de actividad minera. Este derecho debe ser garantizado por el Estado peruano.

Esperando una respuesta de su parte acerca de las medidas que está tomando con respecto a esta situación, atentamente,

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