Fuego en Europa: emergencia local, acción global, conciencia total
En España, los incendios en el noroeste de España han arrasado el paisaje, bosques, hogares y biodiversidad. La sequía y la ola de calor extrema y prolongada son señales importantes que no se pueden ignorar. Como tantas otras a escala planetaria: la destrucción de los bosques, sea donde sea, tiene un impacto global que no se puede ignorar ni ahora ni en lo sucesivo.
Los recientes incendios en el noroeste de España, calcinaron más de 60.000 hectáreas en pocos días y pasaron semanas hasta que esfuerzos combinados pudieran controlarlos.
Aldeas arrasadas, más de 30.000 familias desalojadas en varios lugares de España y una pérdida incalculable de biodiversidad evidencian que la gestión y prevención de incendios forestales sigue siendo una tarea pendiente. Más allá de la intencionalidad y circunstancias que inician los fuegos, esta catástrofe, que ha obligado a vecinos y vecinas a convertirse en bomberos espontáneos y que se ha cobrado algunas vidas humanas, no es un hecho aislado.
Igual que ocurre en la selva amazónica y no nos cansamos de difundir, todos los bosques son vitales para el clima, la vida y la identidad de quienes los habitan. También en Europa.
Los incendios forestales, lejos de ser tan solo tragedias locales, nos recuerdan la profunda relación entre los ecosistemas del mundo. Cada árbol perdido en el noroeste y otras partes de España y Europa, como cada hectárea consumida por el fuego en incendios en la Amazonía, nos acerca al punto de no retorno de la emergencia climática. La protección forestal depende de la acción política, la conciencia ciudadana y el apoyo y coordinación internacional.
Aunque no hay datos oficiales sobre el porcentaje de hectáreas calcinadas en Orense que corresponden específicamente a monocultivos de pinos y eucaliptos, diversas fuentes expertas, entre las que se encuentra la de Salva la Selva, y testimonios directos, confirman que una parte del área quemada son monocultivos de pino y eucalipto, debido a su fuerte presencia en la comunidad autónoma. Cabe señalar que, la región afectada no es la que cuenta con mayor expansión del monocultivo.
Los incendios, el abandono rural y la deforestación ponen en jaque a los bosques del planeta. Las grandes selvas y los pequeños bosques europeos enfrentan amenazas similares: cambio climático, falta de políticas y acciones eficaces en momentos clave y abandono. Por eso, la solidaridad es importante. Hay que exigir medidas urgentes a las autoridades YA: prevención del fuego, protección para las comunidades rurales, restauración ecológica y justicia ambiental para todos los bosques del mundo.
El caso gallego y estableciendo conexiones
Aunque no haya sido el propulsor de los incendios de este año 2025 en concreto, no podemos dejar de poner la mira una vez más: el eucalipto domina el paisaje gallego como un recordatorio de lo que puede pasar y termina pasando tarde o temprano.
“El modelo territorial de expansión del monocultivo, sobre todo de eucalipto, hace que los fuegos en Galicia no sorprendan a nadie. Es una bomba de tiempo cada verano a punto de estallar y que termina explotando cada vez en más lugares” dice Guadalupe Rodríguez, miembro de Salva la Selva en Galicia.
Según la Agencia Estatal de Meteorología de España el peligro de incendios continúa siendo muy alto o extremo. La ministra española de defensa, Margarita Robles, dijo a la Cadena Ser que debido al cambio climático, los incendios tienen características distintas.
Tal y como sucede cuando se queman bosques que internacionalmente se consideran -con razón- mucho más relevantes, como la Amazonía, lo cierto es que con el fuego incontrolado e incontrolable, el mundo entero pierde.
La conexión entre los fuegos de la Amazonía y los de Galicia está más bien en lo que representan: la urgencia de proteger nuestros recursos naturales con políticas adaptadas a cada realidad, con responsabilidad global.
Las olas de calor más intensas cada año no son eventos climáticos aleatorios, sino que están impulsados por el cambio climático y las cada vez mayores emisiones de gases invernadero a la atmósfera, lo que aumenta la probabilidad de temperaturas extremas y contribuye a la intensidad mayor de los incendios forestales. Carbono liberado a la atmósfera causando más cambio climático y contaminación, casas calcinadas, bosques carbonizados, paisajes ennegrecidos, el aire que respiramos contaminado.
Para cuatro países de la Unión Europea —España, Chipre, Alemania y Eslovaquia—, 2025 es ya el peor año en cuanto a incendios desde que se elaboran registros. El caso de España es el peor. Pero no son los únicos países en los que ha ardido. También ha pasado en Francia, Rumanía o fuera de la UE, en Gran Bretaña.
También en Portugal hay el fuego. Ostenta el penoso récord de ser el país de la UE en el que se quemó la mayor superficie en un sólo año. Más de medio millón de hectáreas en los incendios forestales de 2017, en los que murieron 119 personas trágicamente y muestra lo peligroso del mal manejo de la situación.
Modelo forestal problemático
Los monocultivos de pinos y eucaliptos que se extienden cada vez más por el paisaje gallego sustituyendo a los bosques naturales, son especies pirófitas y de rápido crecimiento, que actúan como “gasolina pura”, facilitando la expansión y virulencia de los incendios de una vegetación abundante, seca y unasituación agravada por el abandono rural y la falta de políticas de prevención y manejo integral del monte.
Este modelo es insostenible y sin sentido, tanto desde el punto de vista ambiental como social y económico, ya que viene impulsando en las últimas décadas el desmantelamiento activo de las economías locales tradicionalmente resilientes y convirtiendo el territorio en una fuente de beneficio rápido para la industria papelera y maderera. Es decir, afectando a muchos y beneficiando a unos pocos.
IMPULSORES DE LA EUCALIPTIZACIÓN. Dos casos emblemáticos en Galicia
El modelo ENCE/ALTRI potencia la conversión de miles de hectáreas en monocultivo de eucalipto, especie pirófita por excelencia, aumentando el riesgo de incendios y el deterioro del suelo y el patrimonio natural gallego.
ALTRI, NUEVO PROYECTO AL ACECHO
Tal y como se plantea, la fábrica proyectada por ALTRI en Palas de Rei (Lugo)demandará unos 1,2 millones de toneladas de madera de eucalipto al año en su primera fase, pudiendo llegar hasta 2,4 millones a pleno rendimiento (lo que podría ser casi el 40% de toda la tala anual de eucalipto en Galicia). Existe una campaña local activa contra este proyecto sin sentido. Gracias a la misma, ALTRI no ha recibido finalmente los fondos europeos de descarbonización que solicitaba, aunque el proyecto avanza con permisos del gobierno autonómico de Galicia, su principal apoyo pese a la carencia de informes completos sobre salud e impacto ambiental.
ENCE, VIEJO CONOCIDO
La papelera ENCE, instalada en Pontevedra, procesa 1,3 millones de toneladas de eucalipto al año en esa planta, y otros 1,8 millones en Navia (Asturias), exportando más del 90% de su producción.
Desde sus incios, ENCE ha provocado protestas sociales, múltiples litigios ambientales y una lucha persistente por su cierre o transformación ante el modelo insostenible que representa para Galicia.
No es por tanto casual, la expansión del eucalipto en Galicia, sino un modelo al servicio de empresas favorecidas por el gobierno autonómico, pero inconvenientes para la economía y la ecología regional.
Organizaciones y plataformas gallegas exigen un modelo de desarrollo forestal y rural diferente, sostenible y basado en la diversidad, la agroforestería y la economía local.
De momento, la realidad en el medio rural de Galicia y España está marcada por el abandono progresivo, por la falta de oportunidades laborales, el envejecimiento y la ausencia de apoyos eficaces y de servicios básicos afectando al territorio y su identidad cultural.
Sin medidas que garanticen empleo estable y sostenible, infraestructuras adecuadas y políticas de arraigo, resulta imposible fijar población y ofrecer una vida digna a muchas personas que desean vivir en el rural y cuidar de él ayudando, además de a dar vida – y entre otras cosas- a restaurar y mantener el entorno, practicar la agricultura y la soberanía alimentaria y prevenir los fuegos destructivos.
Una actuación con conciencia, urgencia y determinación ante casos trágicos de incendios forestales, como el de Orense requiere:
En lo inmediato:
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Refuerzo inmediato de recursos para la lucha y prevención de incendios.
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Políticas eficaces de restauración ecológica y apoyo a las comunidades afectadas.
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Coordinación europea e internacional frente a emergencias forestales.
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Reconocimiento y protección del papel fundamental de los bosques en la lucha climática.
En lo sistémico, de manera urgente:
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Planificación forestal con diversificación de especies y restauración del bosque nativo
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Fomento de la economía local vinculada al territorio, con impulso de agroforestería y una diversificación sólida de actividades
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Políticas públicas para el rural orientadas a la verdadera sostenibilidad y resiliencia frente al cambio climático y que fijen población
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Inversión en infraestructura eficaz de prevención del fuego
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Educación ambiental para un cambio de mentalidad con respecto al mal uso del fuego
Como organización ambiental y ciudadanía preocupada, recordamos que la destrucción de los bosques, ya sea en Galicia o en cualquier parte del mundo, es una amenaza global. ¡No hay tiempo que perder!
más de 60.000 hectáreas en pocos díasMás de 400.000 hectáreas en España y más de 1 millón en Europa (una superficie mayor que la de toda la isla de Córcega) en lo que va de año, la mayor cantidad desde 2006, en que el programa europeo Copérnico comenzó a recopilar datos. El anterior récord se situaba en el año 2017
intencionalidadSegún fuentes del ministerio, se habría detenido a 31 personas y casi 100 están bajo investigación.
más cambio climático y contaminaciónLos incendios destructivos han emitido 37 millones de toneladas de dióxido de carbono

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