Los esclavos del etanol: no más soluciones baratas y desastrosas para el Sur

24 ago 2009

El sabado 22 de agosto representantes de Salva la Selva y de Watch Indonesia nos reunimos con el Padre Tiago Thorlby, de la Comisión Pastoral da Terra, quien vino desde Brasil para denunciar la situación en que viven allí muchos trabajadores de la caña de azúcar. He aquí lo que nos contó, basado en las notas que tomamos durante la conversación.

La Comisión Pastoral da Terra comenzó su trabajo en 1975. El padre Tiago es un pastor católico, de origen escocés que ha estado viajando y dando a conocer la situación de la tenencia de la tierra de los campesinos, quienes luchan por su dignidad y sus derechos frente los políticos y a los latifundistas o barones de la caña y la soja. En esta ocasión, el pastor ha llegado a Europa con la intención de cuestionar la política de la bioenergía y denunciar las violaciones de los derechos humanos ligadas a su producción y expansión, que encuentran su extremo en la existencia de trabajo esclavo en las plantaciones de caña de azúcar en Brasil. “Bio” significa “vida”. Por eso, el modelo brasilero de producción de azúcar y etanol no puede ser nunca llamado bio-energía. La alianza de la industria automovilística, petrolera y agrícola con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio para desarrollar la bioenergía está pasando su factura en los países del sur, en el sentido de que está imposibilitando la largamente esperada reforma agraria, es decir, una división más justa de la tierra. El monocultivo en Brasil, responde al mismo modelo que por ejemplo en Malasia, o Indonesia. Es también el mismo latifundio que Cristóbal Colón trajo a América en 1492. En la zona costera de Pernambuco, en Brasil, existen las mejores tierras, y estas están invadidas por el monocultivo del azúcar. Desde la CPT, explica el padre, no tenemos nada en contra de la caña de azúcar, ni en contra del azúcar. Ni siquiera tenemos algo en contra de la bioenergía. Pero la energía procedente del monocultivo del azúcar se genera dentro de este modelo de producción. Para que se entienda: no es posible controlar un latifundio de 25, 30 o 40 mil hectáreas sin tener una milicia privada. Los dueños de estos latifundios utilizan sus milicias, para matonear a la población, en ocasiones también a los miembros de la CPT. Se trata de personas privadas armadas, que ejercen la violencia sobre la población local. Los barones de la caña tienen además por lo general a su servicio al prefecto, a las autoridades, a la policía del lugar. No pueden contar con este pastor, pero sí tienen a otros a su lado. Con todo esto, quiero decir que el modelo de producción del Brasil es un cáncer que hay que extirpar del cuerpo de la gente brasilera. El presidente Lula fue elegido con 62 millones de votos, porque entre otras cosas prometía una reforma agraria. Durante los últimos años, miles de esclavos han sido liberados de las plantaciones de caña de azúcar. El mismo día, el presidente Lula declaraba que en Brasil no hay esclavitud. Y además, el gobierno tiene planes para sembrar más caña de azúcar, por ejemplo, en el norte de la Amazonía. Pero son muchos los padres y madres en Brasil se acercan a mí y me dicen “yo trabajo en la caña de azúcar para que mi hijo o mi hija no tengan que hacerlo jamás”. El trabajo de la CPT se desarrolla en el ámbito de los derechos humanos. Consiste en ir, vivir en las ocupaciones de tierra, hacernos eco de lo cruel que es la vida allí. El hambre, la sed, la violencia, las amenazas, el desplazamiento: todo ello es muy duro. No es fácil tener que escuchar de parte de los latifundistas frases como: “Salgan de mi tierra, la están robando, son unos vagabundos y unos borrachos”. Pero cada vez más, las personas que viven en las plantaciones conocen los motivos por los que no tienen tierra. Saben que es por la estructura de la sociedad, y por eso, ellos luchan por cambiar esa estructura. El modo de lucha es la ocupación de tierras. Por todo el país hay ocupaciones y asentamientos, que luchan por su reconocimiento. Desde países del norte como los europeos se habla de producción de bioenergía, energía “limpia”, “sostenible” y “renovable”. Esto es imposible. Estos calificativos son mitos. El modelo que utilizamos en Brasil para producir etanol no sólo no es limpio, sino que también es inviable. Por eso, no puede ser tomado de modelo a copiar en otras partes. Se trata de un modelo no sólo económicamente inviable, sino además políticamente retrógrado, socialmente exclusor, culturalmente genocida y ecológicamente devastador. El padre Tiago trajo consigo además las voces del nordeste brasilero, de Pernambuco, de quienes han sido esclavizados por el modelo productivo del monocultivo extensivo para la producción del azúcar y del etanol en Brasil: Antonio Manoel (47 años): “Empecé trabajando en los campos de caña de azúcar cuando tenía 9 años. No se respetan nuestros derechos, no recibimos salarios justos. Las empresas azucareras nos dicen que besquemos nuestros derechos, pero nunca los encontramos. Los propietarios de las empresas destruyen nuestros derechos”. Joao Raimundo (31 años): “¿Qué logré como cortador de caña? Perder un dedo. Hay un monton de accidentes graves: en las piernas, en los brazos. Los cortadores quedan incapacitados para trabajar durante mucho tiempo. El doctor de la empresa te da 3 días de baja. Después de eso, estás obligado a trabajar. ¿Derechos? No son respetados. Los empresarios del azúcar son latifundistas que chupan la sangre de los trabajadores”. Joao (55 años): Yo trabajé y trabajé y ¿qué obtuve? Sólo vejez y cansancio. Los latifundistas son unos explotadores de esclavos”. Albertina María (40 años): “No hay futuro en los campos de caña. Yo nunca he tenido nada. Solo trabajo y ruina. Trabajo sin recibir nada a cambio. La poca salud que tenía se me ha acabado. El patrón es un corrupto”. Ante todo lo expuesto, concluye el padre Tiago: ¿Realmente creyeron que sería posible que la devastación de los bosques, la destrucción de la vida silvestre, la polución de las aguas para plantar caña en los mortíferos monocultivos, bajo el violento modelo feudal y latifundista... realmente alguien puede seguir pensando que este modelo de producción es sostenible? Información recogida por Salva la Selva en conversación con el Padre Tiago Thorlby de la Comisión Pastoral da Terra CPT, el sábado 22 de agosto de 2009 en Hamburgo, Alemania Más información: Página web de la Comissao Pastoral da Terra Documentación acerca de los impactos del cultivo de la caña de azúcar en Stop Agrocombustibles

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